Los líderes mundiales y la naturaleza, hastiada del hombre, se unieron para hacer de la Tierra un infierno. 
Una  muñeca  inteligente  pero  sin  capacidad  de  sentir  emoción  se involucra con un grupo subversivo del último enclave urbano en un mundo devastado.  Beulah es el único resquicio humano: una ciudad ennegrecida bajo un cielo tóxico cuajado de estática, donde la vida se esboza en trazos simples  que  evocan  una  inocencia  original  irrecuperable.  Sólo  allí,  en  el corazón  de  la  derrota,  puede  resplandecer  la  esperanza  con  la  fuerza suficiente. Sólo allí pueden cruzar caminos una autómata con la historia del mundo  archivada  en  sus  circuitos  y  un  poeta  revolucionario  capaz  de encender  la  llama hace siglos  extinta,  acompañados del  espectro  de una utopía lanzada como una bengala al futuro.
La libertad sólo se logra al escapar del yugo de la historia y está en cada uno de nosotros cambiar el mañana a su antojo, pintando el horizonte con sangre y sueños: fabricando en conjunto un paraíso sin límites en que el origen social, la edad y el género no signifiquen un grillete al cuello. 
En  su  segunda  novela,  Rebeca F.  San Román rinde  tributo  a  las grandes  voces  del  gótico  femenino,  rescatando  la  utopía  libertaria  y  la estética del  romanticismo. Ciencia ficción y fantasía configuran un mundo donde  se  fusionan  imaginarios  aparentemente  antitéticos:  la hipermodernidad y la nostalgia de un ayer distinto, en una síntesis que, sin dejar la lucidez de lado, se mantiene cargada de fe en el mañana.

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